Excursión a Cotos –
Rascafría 2016
Si
buscáis en el diccionario Excursión
aparece esta foto:
Tras el éxito rotundo de nuestra
tercera salida a la nieve, la RAE nos ha pedido esta estampa para definir lo
que es una excursión en condiciones.
El listón estaba alto, altísimo, puesto que las otras dos excursiones (aquí y aquí las podéis ver) fueron todo un triunfo, y era difícil mejorar
el panorama pero lo hemos conseguido. Lo han conseguido los organizadores, los
voluntarios y hemos contribuido todos los asistentes que hicimos posible otro día inolvidable para tod@s.
Los
cuatro autobuses –toda una flota colorida– esperando en el punto de encuentro a
que todos estuviésemos a bordo. Los “chalecos amarillos” contando y recontando
para que no faltara nadie. Una peli, unas risas, algún mareo y ya estábamos en
la nieve. Cotos nos esperaba con un día espléndido y una cantidad enorme de
nieve.
Muñecos,
bolazos, trineos… nos lo pasamos bomba, tanto grandes como chicos, disfrutando
un año más de nuestra sierra madrileña. Aunque había muchísima gente,
afortunadamente había nieve para todos los muñecos que se quisieron hacer. En
las pistas infantiles había lleno absoluto y los trineos bajaban sin cesar.
Tras el piscolabis, las risas y las agujetas que vendrán, con la foto de grupo
nos despedimos de este idílico lugar para poner rumbo a Las Presillas.
Otro
entorno más que idílico nos esperaba. Una gran zona verde junto al río nos
acogió y nos dio cabida a los doscientos que éramos. L@s niñ@s devoraron sus
(pedazo) de bocatas de tortilla sentados por grupos; los mayores, charlando y
ayudando a los pequeños, terminaron también con sus ricos bocadillos de carne.
Una vez más la Cafetería Porfirio nos había preparado un piscolabis genial,
incluyendo bebidas y postre para todos… hasta el café. Y con las tripas llenas
la pradera se convirtió en un gran salón de juegos. Gracias a los colaboradores
que vinieron cargados de todo tipo de cosas para el entretenimiento de todos:
combas, balones, sacos, pinturas… de todo
para que nadie se quedará quieto
parao. Incluso hubo ruta guiada hasta el Monasterio de El Paular para los
que quisieron dar un bonito paseo.
Con
un gran aplauso para los organizadores y asistentes, y terminando las
empanadas, abandonamos la pradera esperando que esta excursión se pueda volver
a repetir todos los años y que se
convierta en un sello de identidad de nuestro colegio. Para eso es importante
la colaboración de todos, porque poniendo cada uno un poquito de nuestra parte
salen grandes cosas.
Otra
peli; más empanada; un pequeño atasco y ya estábamos en Getafe. Cansados,
sonrientes y con muchos planes en mente, nos despedimos todos sabiendo que
habíamos disfrutado de una jornada inolvidable.
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